Jueves Gris matinal: tengo que levantar a los niños para llevarlos por primera vez al dentista.
No es porque tengan nada grave, sólo que Valen ya tiene 7 años y como nunca lo he llevado, me siento un poco culpable. Antes le pido a Valen que se bañe, la cambio a Isa, que encuentra una cartera mía y se la pone, saliendo con ella al dentista.
Salgo de casa apurada, porque el turno es las 10.30 y antes tengo que pasar a cargar nafta; y el auto no me anda muy bien.Cuando llego a la estación de servicio me doy cuenta que me olvidé el celular , y no recuerdo el número de casa que me dio la dentista.
Ya sabía que no me acordaba y que no encontraba el papelito en el que lo había anotado; pero había pensado "no importa, de última la llamo por tel". Hete aquí que el celu no estaba en la cartera. Ok, la calle estaba segura dónde quedaba, paso despacito, tratando de encontrar alguna casa que tuviera pinta de consultorio, ó dos timbres al menos. Paro a un vecino, le pregunto, y me manda a otra que queda a la vuelta. No, que era en esa cuadra, estoy segura. Veo que una casa tiene dos timbres! Freno, bajo a mirar, y cuando lego el timbre decía "particular" y "estudio". No, estudio no es consultorio. Justo llegaban otros vecinos a una casa, y les pregunto por una dentista. "Ahí, esa de ahí", la que más me había parecido, pero que no tenía dos timbres.
Tocamos, tardan en abrir, Valen que dice "ni siquiera nos hablaron". Aparece Cecilia, la dentista; avisando que se le acababa de romper la luz de su silla, pero que no importaba porque iba a verlos, que lo iba a hacer con una linterna.
Primero se sienta Valen, y yo la ilumino con la linterna para que vea mejor. Me confirma lo que yo suponía: tiene la boca perfecta, ni una sola caries. Lo que sí tiene es un diente saliéndole por atrás porque no tiene lugar, se le están amontonando todos ahí abajo. Le dice a Valen que se le tendría que caer en menos de quince días, y que si no, ella se lo saca; que lo mueva para ayudarlo.
Valen, obediente como es, en ese mismo instante empezó a mover para adelante y para atrás el diente. Cecilia le regala un ratón de plástico para guardar el diente cuando se le caiga y ponerlo abajo de la almohada, así al Ratón Pérez le es más fácil encontrarlo, no se pierde, y sirve para la próxima vez. Yo me asombro de la capacidad de inventar cosas que tenemos los humanos.
Isa, de dos años y medio se sienta también en el sillón gigante, abre la boca, le muestra los dientes. A ella la llevé porque tiene las dos paletas un poco amarillas. Cecilia se asombra de lo dócil y buena que es y cómo se porta (yo también); y me confirma lo que también suponía: que es por un golpazo que se dio cuando era más bebé; y lo peor es que se le va a ir oscureciendo cada vez más. Las buenas noticias son que ya se le van a caer y los nuevos saldrán blancos y relucientes. Sino vuelve a caer de trompa..
A Isa, como no se le van a caer los dientes por un buen tiempo, Cecilia le regala un guante inflado, tipo globo, que no le interesa en lo más mínimo.
Volvemos a casa, triunfantes de la primera visita al dentista y recuerdo que mañana viernes Valen se va a Temaikén, y que sale a las 9 de la mañana , y tiene que llevar almuerzo y merienda. Tengo una idea de haber escuchado que algunas madres se estaban organizando para que los nenes comieran todos lo mismo; así que llamo a una, que me dice que quedó en la nada, porque no se pusieron de acuerdo, pero que ella le va a llevar unos sandwichitos y una torta! a su hija. Ok, yo le haré sandwichitos mañana a la mañana, y llevará galletitas para la tarde.
Paso a comprar el fiambre, pan, jugo, galles cuando lo dejo a Valen en la escuela, para que no me vuelva loca con lo que quiere, y además porque es el único momento que tengo tiempo. Cuando voy a pagar con la tarjeta de débito, sale como lo tenía: "saldo insuficiente". No es una buena época del mes para hacer compras. Ok. pago con tarjeta de crédito.
Llego a casa, me cambio el calzado y salgo a la calle. Veo que está frenado en el semáforo el colectivo; así que entro a correr como desesperada, viendo que se sube muy poca gente. Por suerte un señor me ve, le dice "pare", y llego a subirme, sin aliento ni siquiera para decirle de cuánto al chofer.
Lo único que espero es que mañana no les llueva en Temaikén!!!
jueves, 1 de agosto de 2013
Pequeñas delicias de la vida maternal
Etiquetas:
Temaikén. Dentista niños. Salidas.
Ubicación:
La Plata, Buenos Aires, Argentina
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